En este año adornado por sangre neón y tragos servidos en cráneos de nuestras víctimas (no pregunten quienes, solo ya no están entre nosotros), no podían faltar estos monstruos tan galantes a la fiesta pagana macabra. Aquellos seres capaces de seducirnos con su mirada y que al vivir de noche, conocen las mejores formas de celebrar: los vampiros.

Dos películas para arrebatarnos la inocente mirada y entregarnos de lleno a los placeres de la noche. De las profundidades de la década de 1980, Vamp es el divertido delirio de dos jóvenes con hormonas alborotadas que en su búsqueda de una stripper… Acaban presas de un ícono de la moda y música, ochentera: Grace Jones.

Viajamos unos años al futuro, a finales de la primera década del nuevo milenio. Al ver en 2009 semejante maravilla siendo joven ávido de rock, una cinta que reunió a Alice Cooper, Iggy Pop, Moby, Henry Rollins y Alex Lifeson, es uno de esos recuerdos que siempre atesoraré. Suck es el retrato de los perdedores dispuesto a darlo todo con tal de probar un poco de fama, aunque ese poco venga cortesía del alimento de un Nosferatu. ¡Además, Malcolm McDowell, el mismísimo Alex DeLarge interpreta a un cazador de vampiros con parche y ballesta! Nada puede ser más maloso que eso.

Dos clásicos de culto vampíricos musicales reunidos en una sola fiesta. El inicio de una juerga inmortal.

Mario Valencia