PERDIDOS: Otra forma de asustar
Por Pablo Rendón
Atreverse con una cinta de horror “found footage” no es tarea fácil, la sola idea de presentar a un grupo de amigos realizando una búsqueda de actividad paranormal en un recinto abandonado nos remite a la cinta canadiense Grave Encounters (The Vicious Brothers, 2011), todo un hito en este subgénero del cine de horror. Afortunadamente Perdidos, cinta del realizador mexicano Diego Cohen, no pretende en ningún momento parodiar la fórmula tantas veces utilizada en cintas más bien fallidas. Tampoco busca descubrir el hilo negro, incluso rinde homenaje a través de sus diálogos a los grandes pilares y referentes obligados: The Blair Witch Project (Eduardo Sánchez y Daniel Myrick, 1999) y Paranormal Activity (Oren Peli, 2007).
Perdidos, cuyo estreno en la Ciudad de México se realizó durante la edición 2015 de Macabro FICH, posee una premisa muy sencilla: Lalo, un joven estudiante de cine, convoca a varios de sus amigos para documentar los sucesos paranormales que tienen lugar en unos antiguos baños de vapor abandonados, ubicados en la colonia Santa María La Ribera.
Si bien una cinta “found footage” resulta previsible y no requiere de un análisis sesudo para siquiera intuir el destino de nuestros protagonistas, fatídico desde que en los primeros minutos sabemos que este grupo de entusiastas desapareció después de su inmersión en el terreno de lo paranormal, Cohen aporta elementos discordantes, como lo es el ritual de exorcismo judío y su relación con el número 18, que obligan al espectador a romper con ese bagaje previo y reconocer que se encuentra ante un planteamiento distinto.
En otros momentos se apega al canon: una de las reglas del subgénero es el uso del espacio como elemento de tensión dramática, adquiriendo este un rol protagónico dentro de la historia. Cohen hace lo propio con los baños de Santa María La Ribera, lúgubre escenario que guarda un oscuro secreto, pero no apuesta por el susto fácil, sino que lo hace por una atmósfera que bien podríamos calificar de hitchcockiana, muy poco usual en este tipo de ejercicios fílmicos, que mantiene al espectador al filo de la butaca.
Perdidos, ha sido favorablemente recibida por el público mexicano durante su primera semana en cartelera, siendo en exhibida en 88 complejos cinematográficos a lo largo y ancho del país, cifra record para una cinta de horror de manufactura mexicana. Para beneplácito de los amantes del género, la cinta continúa exhibiéndose en Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey, Puebla y Tijuana.