Por: Arturo Rojas

Se dice que Halloween nació como una festividad en la que los niños pueden enfrentar sus miedos e incluso reírse un poco de ellos.

Sin embargo, hay culturas en las que el acercamiento al mundo espiritual es algo más respetuoso… y precavido.

En China, por ejemplo, el 7º mes del año, se le conoce como Mes Fantasma. Al día 15 del mismo se le llama Día Fantasma, cuando el Más Allá converge con el mundo terrenal y los espíritus salen a merodear la Tierra. En esa fecha, la gente no sale a la calle para no toparse con alguno de los temibles espíritus o demonios que pueblan su folclore.

De entre los monstruos chinos, uno de los más temibles -y conocidos- es el 僵尸 (Jiāngshī), un muerto viviente que se alimenta de la energía vital de los seres humanos.

Una de sus características distintivas es que no vuela, no corre, vaya, ni siquiera camina, se desplaza brincando (¿Qué esperaban? Es un cadáver con rigor mortis reanimado mediante un conjuro malogrado). Pero, si un jiāngshī logra pararse sobre la sombra de su víctima, la inmoviliza para poder acercarse salto a salto.

Otra característica es que este monstruo evoluciona, por lo que hay que acabar con él antes de que alcance su nivel máximo de poder o será prácticamente imposible de vencer. La forma más conocida para detenerlo es colocándole un talismán taoísta en la frente que le roba toda fuerza, si es que se tiene la habilidad para realizar la hazaña.

El “zombi” chino ha sido protagonista de numerosas cintas chinas de terror, entre las más memorables está Mr. Vampire dirigida por Ricky Lau en 1986 que dio inicio a una saga que se extendió hasta 1992 y, más recientemente, Rigor Mortis realizada en 2013.