#LetrasMacabras: Amparo Dávila. La psique alterada, incertidumbre y misterio.
Por: Diego Vilchis @silens_aeternum
En el año de 1959, el Fondo de Cultura Económica publica Tiempo destrozado, el primero de tres libros de cuya narrativa es autora Amparo Dávila. Se trata de un asomo hacia una de las vertientes ficticias de mayor relevancia en la literatura mexicana, y sobre todo. También hablamos de una de las escritoras que, en el ejercicio por reestablecer la literatura fantástica, emerge de la penumbra en la cual también residía el interés por el género.
Nacida en 1928 en Pinos, Zacatecas, Amparo se mudó a la Ciudad de México a la edad de veinticuatro años, trabajando como secretaria de Alfonso Reyes. No sería sino hasta la aparición de su tercera entrega de cuentos, Árboles petrificados (1977), que recibiría el premio Xavier Villaurrutia por la misma. Pasaron poco más de treinta años para que recibiera un homenaje en el Palacio de Bellas Artes (2008).
A lo largo de su narrativa encontramos elementos inquietantes, esbozos de lo incomprensible y lo que acecha, aquello que permea las fibras de los límites de la razón y se implanta en la percepción de la realidad. A través de personajes en su mayoría femeninos, encontramos a veces lo onírico, lo siniestro y lo perturbador que se oculta en o parte de lo cotidiano, en los dilemas existenciales o personales, desquebrajando los hilos de la percepción. Algo se inserta, se incorpora y comienza a alterar lo conocido, a distorsionarlo. En ocasiones nunca habrá certeza de lo que sucede o por qué: esta es la función de lo oculto, de lo incierto como una sombra que cobija. Amparo Dávila nos entrega una literatura atmosférica cuyas características radican en lo psicológico y lo emocional.
Así, por ejemplo, encontramos en “El huésped” (de su primer libro) una presencia desconocida, y que, en la frívola relación de un matrimonio, comienza a vigilar y acechar, hasta que se manifiesta de forma violenta; “La quinta de las celosías”, cuento por excelencia nutrido de la tradición gótica, se embarca en el misterio alrededor de una mujer con un interés particular por el proceso mortuorio; “Música concreta”, del libro del mismo nombre (1964), es la paranoia creciente de una mujer provocada por la mirada y el sonido de algo que no parece humano; “El patio cuadrado”, de Árboles petrificados, es una suerte de pesadilla en diferentes escenarios que parece no tener final alguno, salvo la angustia o el horror.
Hacer un repaso por la obra de Amparo Dávila es una revisión necesaria a una de las manifestaciones más sobresalientes en la literatura mexicana contemporánea. Es una perspectiva sombría que habita en lo inquietante de su propia naturaleza, esperando a revelarse como un atisbo de la incertidumbre, ante la cual estamos a merced.