Por: Mario Ayanami

A principios del siglo XXI, el cine de horror nipón se mostró como una verdadera alternativa para aquellos que buscaban emociones fuertes y una nueva visión sobre el mundo sobrenatural; entes pálidos de naturaleza impredecible cuyo único propósito es acabar con todo aquel que ose irrumpir su espacio. Fue así que nació esta oleada de cintas como Ringu, Ju-On o Dark Water, marcando pauta de cómo sería el género por el siguiente lustro, tanto en América como en Japón.

No solo el cine se vería marcado por esta tendencia, también los videojuegos de horror mostrarían un lado más oscuro al apegarse a leyendas japonesas. Bajo esta influencia, en 2001 llegaría a las tiendas Fatal Frame (Project Zero en Asia y Europa) título cuyo marketing lo anunciaba como “basado en hechos reales” y que te pondría en control de Miku Hinasaki, joven que deberá encontrar a su hermano desaparecido en la mansión de un escritor. Para enfrentar cada obstáculo, contará con la ayuda de la Camera Obscura, una antigua cámara que sirve para atrapar espíritus. La experiencia espiritual, fue algo novedoso en contraste a la trama serie B de Resident Evil o a la retorcida psicología de Silent Hill. Aún con sus fallas técnicas y bajas ventas en su país de origen, el juego logró posicionarse en Estados Unidos gracias al exitoso remake de El Aro, película a la que muchos críticos aludieron como su mayor influencia.

El mayor hit llegó en 2003 con su segunda parte, subtitulada Crimson Butterfly, catalogado como uno de los juegos más terroríficos de todos los tiempos. Lanzado primero en PS2, un año después llegaría a Xbox con gráficos pulidos, un final adicional, trajes alternos y tiempos de carga más rápidos. De hecho, esta es la versión más recomendable para conseguir.

Mio y Mayu Amakura, son unas gemelas que deciden visitar su lugar preferido de la infancia en Minakami Village. Al llegar, Mayu será atraída por una mariposa escarlata que la llevará directamente a la aldea, donde se darán cuenta, que todos han desaparecido… El relato comienza cuando aprenden que este lugar, fue víctima del Crimson Sacrifice Ritual, ceremonial fallido que arrasó con toda la población. Sin embargo, sus almas han quedado encerradas en el bosque y todo aquel que cruce su territorio… jamás podrá salir. La principal antagonista: Sae Kurosawa, atormentado espíritu de la doncella sacrificada que busca reunirse con su hermana Yae. Para esto, perseguirá a las hermanas Amakura con la idea de concluir el ritual y regresar a la vida. Dependerá de ti y el uso que le des a la Camera Obscura, para encerrar definitivamente a estos espectros.

Llena de sustos gracias a la impredecible naturaleza de los fantasmas, ambientes lúgubres basados en la arquitectura clásica japonesa, cuatro finales posibles, un alto contraste en su dirección artística más inclinada hacia al rojo que al típico sombreado y una historia enganchante, Fatal Frame II sigue hasta nuestros días como un referente del horror. Siempre será impactante ver a estas figuras fantasmagóricas asiáticas, con sus movimientos súbitos y lamentos infernales. La saga continúa actualmente, con su quinta parte lanzada el año pasado en exclusiva para el Wii U, aunque ya sin el mismo impacto comercial o en la crítica, en parte por la baja popularidad presente hacia el terror asiático, muerto por sus propios clichés. A pesar de esto, Crimson Butterfly es una pieza que ningún fan del género, debe perderse. Solo, sigan a la mariposa escarlata…