Durante el siglo 19 y principios del siglo 20, la gente agradecía los milagros o favores celestiales expresándose a través de pinturas conocidas como exvotos.  Actualmente un salón del Museo Nacional de las Intervenciones exhibe una muestra de estas pinturas que forman parte de la colección del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

Aunque el museo está dedicado a contar la historia de las intervenciones extranjeras en México, mantiene la exhibición de esta colección particular enfocada en educar a los visitantes sobre la vida religiosa de México, lo que encaja perfectamente con el edificio del museo que fue alguna vez un convento.

Las pinturas son conocidas como exvotos porque son ofrecidas a diferentes deidades celestiales en gratitud por un favor o milagro concedido. El arte ilustra el momento en que el milagro ocurrió, la divinidad o el santo a quien es ofrecido y un pequeño texto que cuenta lo que sucedió.

Este tipo de pinturas estuvieron colgadas en las iglesias por todo el país pero cuando la tradición decayó en el siglo 20 durante los años 40 en que la gente dejó de hacer exvotos y muchos fueron tirados a la basura. La tradición comenzó a ser vista como una forma de arte popular y las colecciones sobrevivientes fueron enviadas a museos.

La colección de este museo muestra algunos exvotos que cuentan historias asombrosas tales como la del hombre que sobrevivió a la caída de dos pisos y otra que muestra a un hombre que sobrevivió a la revolución gracias a que su madre lo encomendó a un santo. Los detalles en la técnica artística y los errores ortográficos hacen de estas pinturas algo asombrosas y entretenidas.

No por nada, actualmente hay quienes hacen parodias creando imágenes de agradecimiento a santos por haberlos rescatado de una abducción extraterrestre o por no haber sido descubiertos con un amante.

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