Por: Casandra Vicario

Había una vez, una joven mujer que se ahogó en uno de los canales de Xochimilco y todas las noches penaba cerca de la casa de Don Julián Santa, este, muy preocupado porque el espectro se lo quería llevar, comenzó a recolectar muñecas de la basura o de dónde se pudiera y las colocó en todos lados en su chinampa, para así, espantar al espectro, y esta, es la historia de cómo surgió sin duda, uno de los lugares más tenebrosos y macabros de México: la isla de las muñecas.

Aquellos que desean vivir esta experiencia intensa, deberán navegar por cerca de 2 horas por los canales de Xochimilco, hasta llegar a tierra prometida, ahí podrán ver, muy cerca de la orilla, una cruz, ése es el lugar en donde la joven se ahogó, y después, podrán disfrutar del tétrico espectáculo que proporcionan las muñecas, todas rotas, sucias, sin ojos, quemadas, llenas de telarañas, etc.

Cuentan que Don Julián dejó de salir de su casa, y hablaba todo el tiempo con las muñecas, a las que les adjudicaba la capacidad de hacer milagros. Sin embargo, una tarde, narran sus familiares, se acercó al mismo lugar en donde murió la joven, cerca de 60 años atrás, le dio un infarto y falleció.

Quienes viven cerca de ahí, comentan que las muñecas tienen vida propia, mueven la cabeza, abren y cierran los ojos, e incluso chillan y hablan como si tuvieran pilas nuevecitas, aunque muchas de ellas son demasiado viejas.

Además, se dice que si alguien es lo suficientemente tonto como para intentar llevarse una o las daña, a ésa persona le caerá una terrible maldición y muy pronto se llevará una muy desagradables sorpresa, así que, si van en algún momento, pórtense bien y no hurten nada.