¡Felices 80, Batman!
Por: Arturo Rojas
El 30 de marzo de 1939 se publicó el ya histórico número 27 del título Detective Comics, donde Bob Kane y Bill Finger presentaron por primera vez a Batman, uno de los personajes más icónicos del mundo del cómic y de la cultura popular. Por ello, el mundo está hoy de manteles largos…, o, más bien, de capa larga, pues El Caballero de la Noche cumple 80 años.
Se dice fácil, pero son ocho décadas de pelear por igual contra ladronzuelos, peligrosos psicópatas, villanos intergalácticos y, en más de una ocasión, con sus propios compañeros de La Liga de la Justicia (no cualquiera estaría dispuesto a encarar a Superman o a la Mujer Maravilla). En resumen, de ser el chico malo de los chicos buenos.
Es esto último lo que quizá ha conseguido que su ejército de seguidores, lejos de reducirse, crezca con cada nueva generación de lectores.
Esa dualidad moral que obtiene de sus raíces pulp y noir lo hace un héroe no sólo capaz usar las mismas tácticas que los malhechores contra los que combate, si no que parece encontrar cierto deleite en ello (“Claro que somos criminales. Siempre lo hemos sido. Tenemos que serlo”, The Dark Knight Returns, 1996), pero al mismo tiempo con la fuerza mental y disciplina suficiente para no cruzar la línea que separa al héroe del villano (“Ambos hemos visto el abismo, pero cuando este nos miró de vuelta, parpadeaste”, Justice League: Crisis on Two Earths, 2010).
Un hombre común y corriente (no, “El hombre… más peligroso de la Tierra”, JLA #3, 1997) quien ha llevado tanto su mente como su cuerpo a los límites de la perfección humana, que ha enfrentado su propia oscuridad para convertirse en un símbolo que imparte algo de la justicia que la mayoría de las personas afectadas por el crimen desea obtener: saber que los victimarios sentirán en carne propia un poco -tal vez más- del dolor, la angustia y el temor que han infringido en sus víctimas.
Debemos admitir que es reconfortante saber que aún después de 80 años, cuando caminamos entre las calles oscuras de cualquier ciudad del orbe, cuando presintamos que en cada callejón hay sombras acechándonos, hay otra acechándola a ellas… la sombra del Murciélago.
¡Felices 80, Batman!