#MacabroGamers Rasgando el velo de la realidad: deconstruyendo The Last Door

Posteado por: Diario Macabro
29/06/2017

Por: Diego Vilichis (@silens_aternum)

Jeremiah Devitt recibe una carta de su viejo amigo, Anthony Beechworth. “Videte ne quis sciat”, es lo que sentencia el misterioso papel, y pronto entiende que su antiguo compañero de colegio corre peligro, por lo que decide embarcarse en su búsqueda. La situación conduce a Devitt a recordar oscuros eventos de su pasado y su vínculo con algo siniestro que yace oculto entre memorias. Algo que parece ya haber despertado.

Esta es la premisa de la cual parte The last door, videojuego del género de terror desarrollado por The Game Kitchen desde 2013 a través de una campaña en Kickstarter. Lanzado para plataformas móviles como para PC, se trata de un título independiente cuyo soporte se centra en la historia, la cual está influenciada narrativamente en la obra de Edgar Allan Poe y H.P. Lovecraft., y cuyo formato es episódico, cual serie de televisión, a través de dos temporadas, cada una con cuatro capítulos y material adicional.

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No es la primera vez que el universo literario de los maestros del terror ha llegado a las consolas de videojuego. Podemos pensar en Call of Cthulhu: Dark corners of Earth (2005), o quizá Alone in the dark (1992) – por mencionar sólo unos pocos -; sin embargo, The last door es una mirada original que retoma, sobre todo, elementos narrativos y no literales acerca de la literatura ‘lovecraftiana’, construyendo una historia con demasiada atmósfera y mucho misterio.

Ambientado en la Inglaterra victoriana, el jugador conoce los hechos a través de Jeremiah Devitt y John Wakefield, su psicólogo, los cuales rodean la aparente desaparición de Anthony Beechworth y lo que existe más allá de él. La modalidad, point and click, es sencilla, así como los gráficos en 2D cuyo diseño es pixeleado – podemos decir que su estética es retro -. Es decir, la jugabilidad no resulta complicada; por el contrario, fortalece el suspenso que se va desarrollando a lo largo del juego.

Es de importancia considerar que, en aras de las grandes compañías y sus múltiples proyectos en desarrollo cuyos presupuestos son envidiables, existan campañas independientes cuyas propuestas logren alcanzar y alimentar un mercado alternativo de videojuegos. A través de Kickstarter, los creadores de The last door invitaron públicamente a la contribución y cooperación del videojuego – a través de donativos o ayudando, por ejemplo, en la programación, subtitulaje, etc. -, estrenándose en marzo de 2013 con la aparición del primer episodio.

Pensando en el continuo avance de la tecnología que fortalece la jugabilidad y la experiencia visual a través de gráficos en alta definición, The last door resulta un juego sencillo pero intrigante pues la apuesta fuerte se basa en la historia, por lo que el pixelaje y el modo de juego son un complemento homogéneo. Visualmente, resulta un homenaje a los primeros videojuegos de computadora.

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Uno de los puntos fuertes en The last door son los puzzles, cuyo nivel de dificultad no es complejo aunque no por ello le resta interés, pues es a través de la exploración en los diferentes escenarios que deben resolverse, incluyendo la interacción con ciertos personajes u objetos, lo cual, en ocasiones, puede tomar al jugador por sorpresa.

Pero lo anterior no se logra solo. Dicho con anterioridad, la historia representa un gran soporte y peso para el videojuego. La misión de Devitt está rodeada de sombras que se revelan mientras su memoria emerge del olvido. Poco a poco las imágenes de su pasado cobran una extraña y siniestra forma. Con guiños a cuentos como El entierro prematuro o El gato negro, a ciertos elementos narrativos de los mitos, o a géneros cinematográficos como el folk horror, el jugador irá descubriendo que tras la amnesia de Devitt se encuentran personajes olvidados de su pasado y su relación con un horror latente que ha comenzado a manifestarse, como un ojo que todo lo ve. Un horror que le ha llamado.

Con una magistral banda sonora compuesta por Carlos Viola, la cual se mezcla con un diseño sonoro que construye el suspenso a lo largo del juego, The last door representa una visita necesaria a un buen juego de terror. Es darle la oportunidad a los proyectos independientes de que muestren su oferta y decidir capítulo por capítulo si merecen nuestra atención o no. Este juego la merece, por completo.

Es como abrir un libro y descubrir que las sombras del horror psicológico y sobrenatural persisten y aún aguardan en la espera de ser liberadas.

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